Mujer amamantando a su bebé
Foto cortesía: Pixabay

¿Qué es? Un parto respetado y un nacimiento digno, acorde con las últimas evidencias científicas, es el parto en donde ginecólogos acompañan a la mujer embarazada en un ambiente cálido y afectuoso.

El respeto que pedimos va más allá del trato cariñoso y educado hacia la mujer que está de parto. El respeto también es a nuestros cuerpos, a nuestros tiempos, a nuestros bebés, a la fisiología de nuestros partos.

Parto respetado Se puede hablar de 4 tipos de respeto 
  1. A la fisiología del parto, no hacer nada que vaya en contra de la misma. Por eje: no obligar a la embarazada a permanecer tumbada yendo en contra de la gravedad y dificultad; por tanto, el descendimiento del bebé por el canal del parto.
  2. A los deseos y necesidades de la mujer. No impedirle que coma o beba, que esté acompañada con quien ella considere oportuno en cada momento. etc. (Se puede ahondar más para que sea mejor ejemplificada y clara la idea de este tipo de respeto).
  3. A los derechos de la mujer como usuaria del sistema sanitario. Fundamentalmente su derecho a la información (existencia de complicaciones, de los posibles tratamientos) y a decidir libremente.
  4. A los derechos del bebé, esencialmente a estar en contacto con su madre desde el primer momento y poder disfrutar de la lactancia materna sin interferencias.

El parto seguro y respetado es un parto donde la mujer ha podido elegir, se siente segura, confía en su cuerpo y en el profesional que le atiende.

Este último, debe conocer y respetar la fisiología femenina, así como los riesgos de las intervenciones y no las practica de las mismas de forma injustificada. Pero también, sabe escuchar y detectar si hay algún problema, cuando lo hay, sabe informar e intervenir de la mejor manera.

Parto humanizadoConseguir un parto respetado depende más de la fisiología y mentalidad del profesional que atiende, que del lugar donde el parto se desarrolle.

Independientemente del resultado del parto: Si al final hubo o no complicaciones y ha sido necesario intervenir; si éste ha sido respetado y la mujer siente que fue la protagonista del mismo, que ha participado en la toma de decisiones y en definitiva, el parto ha sido suyo y de su bebé. Se sentirá más satisfecha y con más fuerza para superar cualquier tipo de dificultad posterior con la lactancia o la crianza en general.

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