Cada 25 de octubre se conmemora el Día Mundial de las Personas con Talla Baja, fecha que se eligió en homenaje al actor y activista estadounidense William John Bertanzetti, mejor conocido como “Billy Barty”, quien fundó la primera sociedad Little People of America. Por ello, en Somos Empresarias presentamos el testimonio de la Presidenta del Consejo Nacional de Gente Pequeña de México, quien es una mujer empresaria y con gran trayectoria en la defensa de los derechos humanos.
El movimiento de personas con talla baja comenzó hace 35 años con los precursores en Guadalajara, Jalisco: Margarita Castañeda, Heladio Madrigal y Xavier Estrada (quien falleció en 2013). Las condiciones eran muy complejas y restringidas para la gente pequeña en aquel entonces, ya que el tema era desconocido y existían muchos mitos en torno al aspecto físico de estas personas.
Incansable guerrera
Martha Elena Santos Arroyo, una mujer de talla baja de 51 años de edad, se enfrentó a una sociedad discriminatoria, que rechazaba y excluía a las personas que no cumplían con los estereotipos o roles establecidos socialmente. Pero también, a la falta de investigación médica y científica, pues hasta la fecha no cuenta con un diagnóstico certero, para saber qué tipo de enanismo o displasia ósea tiene, lo cual puede afectar su condición de salud, ya que no recibe un tratamiento específico a su condición.
Ella es de Culiacán, Sinaloa y actualmente es Presidenta del Consejo Nacional de Gente Pequeña de México, que es el máximo órgano de organización a nivel nacional en donde se congregan las diferentes asociaciones y organizaciones de personas con talla baja en nuestro país.
Martha Elena o mejor conocida como “Martita”, es Licenciada en Derecho y es empleada federal para el Sistema Nacional DIF adscrita al Sistema Sinaloa, en el Programa de Atención a Personas con Discapacidad desde 1995. Su personalidad es alegre, profesional y destaca por su gran liderazgo no sólo en su Estado con la Gente Pequeña de Sinaloa, A.C., sino a nivel nacional e internacional.
Una mujer de talla baja es “ser una inspiración para el éxito, el éxito propio y para los demás. Siempre que hago las cosas las hago tratando de que sean lo mejor posible, es decir, que sean pensadas, trabajadas, que no sean improvisadas y que busquen siempre un resultado. Pero, sobre todo, que ese resultado y ese trabajo sirvan para impactar en los demás”.
El empoderamiento es un elemento esencial para las personas con discapacidad, para Martita: “Ser una mujer empoderada es ser la mujer que tiene el control de su propia vida, que decide lo que quiere ser, hacer y a dónde quiere llegar. Ser la mujer que acepta comentarios, propuestas y recomendaciones. Significa que, finalmente la decisión la tomo yo y soy quien escribe mi propia historia. Una mujer empoderada tiene el poder de trascender y no dejarle a los demás, lo que es su compromiso y responsabilidad”.
Abrirse paso entre la intolerancia y la discriminación
Desde que era pequeña aprendió de sus padres a tener un negocio, pues nació en una familia de comerciantes que se dedicaba a la sastrería, quienes después tuvieron una tienda de ropa: “aprendí el oficio del comercio por mi mamá”.
Las principales dificultades a las que se enfrenta una mujer de talla baja en el ámbito profesional son varias, Martha Elena cuando era una joven universitaria no consiguió empleo relacionado con sus estudios, pero sí volanteando para empresas y aplicando encuestas en las calles. Empleos que no muchos aceptaban o querían porque implicaba trabajar bajo el sol, exponerse a la delincuencia, a las miradas incómodas, entre otros factores.
Cuando tuvo su contratación en el DIF pudo desarrollarse de forma profesional de acuerdo con su licenciatura y durante sus 30 años en dicho organismo, no ha querido ocupar cargos altos, a pesar de que ella genere proyectos o enseñe a los jefes sus labores, ya que “el hecho de no escalar es el no compartir o estar de acuerdo en ciertos acuerdos o actitudes de los jefes”.
“Es difícil dentro de cualquier trabajo tener una discapacidad, en este caso una talla baja”.
Y como ejemplo, expresa que su último jefe fue “nefasto” con ella, pues a pesar de que Martha le enseñó y lo capacitó, cuando adquirió los conocimientos le dijo: “Tú no vales ni eres nada aquí, ¿porque no te vas?, no te necesitamos. Lo que tú haces yo ya lo puedo hacer, estoy esperando a que te vayas”.
Su exjefe nunca le dijo que firmara su renuncia, más bien, la invitaba a irse de su trabajo de manera voluntaria y presionada por sus comentarios y/o actitudes. Asimismo, considera que ha sido más difícil con los jefes directos varones, “porque nunca me he quedado callada ante las injusticias”.
En cuanto a su experiencia como emprendedora y luego como empresaria, para Martita siempre fue una ventaja y una fortaleza el ser talla baja, porque la gente la veía con simpatía y querían contribuir con ella. Además de que les gustaba su trabajo, que en su caso era la bisutería.
Una recomendación que expresa Martha Elena Santos es acercarse a las asociaciones de mujeres empresarias, ya que les da la oportunidad de relacionarse con otras mujeres y empresas, tomar mentorías y seguir capacitándose. “Nosotras como mujeres con discapacidad podemos estar con las empresas, porque lo ven como oportunidad para ser empresas socialmente responsables y les da un extra. A mí siempre me están invitando y quieren que participe en el micrófono”.
Finalmente, la Presidenta del Consejo Nacional de Gente Pequeña de México nos brinda unas palabras para aquellas mujeres que desean emprender o ser empresarias:
“El tener la oportunidad de emprender ha sido algo muy importante, porque ves dos panoramas: cuando eres empleada y cuando ya eres la dueña de tu negocio, es decir, cuando ya eres el patrón. Es bien importante que las mujeres se animen a emprender en un negocio, porque te deja grandes satisfacciones, conocimientos y además te deja muy buenas utilidades en la cuestión económica. Si nos preparamos y nos capacitamos, nos rodeamos de mujeres y de instituciones claves para impulsar ese negocio, créanme que no se van a arrepentir, van a tener un futuro muy aliciente en el tema económico y de los negocios.
El que tengas una mejor estabilidad económica significa que tienes mayores posibilidades de tener una familia estable y un futuro más prometedor, sobre todo cuando llegas a una etapa adulta en donde se nos hace más visible todas las complicaciones de salud y el que seas empresaria, te da la visión del ahorro, porque en la medida que nos vamos preparando conocemos de materia financiera y administración.
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